miércoles, 25 de julio de 2012

LA FURIA DE UN DIA


La ponzoña de no perdonar, aun ingerida en pequeñas dosis durante años, termina envenenándonos.
Jardineros al poder, significa la urgencia que tenemos de que promocionen y aparezcan, rápidamente nuevos líderes de paz, constructivos, idóneos, capaces de gestionar con eficacia los servicios sociales de calidad que requiere un Estado de bienestar en una nación productiva.
Existen políticos para la convergencia y divergencia. El término “diablo” significa “el que divide”.
Lo que nos suele preocupar es el maltrato social en que vivimos; quisiéramos crear una sociedad más elevada, más consciente, solidaria y educada.
La mayor pérdida que podemos llegar a padecer es permitir que nos roben la imaginación.
La revolución de los consumidores puede hacer caer en horas a una empresa multinacional; es el cliente el que vende; es el individuo el que genera de “boca a boca” redes de confianza o de descrédito. El entusiasmo como la alegría se contagia. “Las ideas se encienden unas a otras como chispas eléctricas”. De la misma manera, el odio, la violencia y la depresión se propagan de una manera incontrolable.
Es importante señalar que los medios de “comunicación” masivos son los que determinan, en gran medida, la formación de estos fenómenos psicológicos de imantación. Son ellos los que contribuyen a generar el “clima anímico”. Existe un aspecto sombra en nuestra persona; hay un rostro visible y otro oculto. Donde está Venus, el amor, se encuentra Marte, la guerra y viceversa: donde vive la mansedumbre, allí mismo mora la violencia. Muchos individuos reposados optan por la serenidad y manifiestan la paz, porque conocen profundamente los peligros de destrucción latentes en su interior. Se alejan de toda manifestación combativa, porque están temerosos de su propia violencia desenfrenada. Lo cierto es que a veces los pacíficos se cansan; tanto las personas como los pueblos. Es entonces cuando aparece el rostro de la violencia en todas sus formas.
Debemos aprender a convivir con las incertidumbres propias de estas épocas altamente interesantes. Se trata de aprender a vivir en la incertidumbre sin enloquecer.
Amor significa colocar la propia felicidad en la felicidad de los otros.
Ciertamente, el reproche raras veces trae provecho (Copérnico).
Hay  fiesta en el corazón cuando uno descubre que quiere a otros y se quiere a si mismo por el simple hecho de existir, nada más y nada menos.
Lo que está ocurriendo en los últimos tiempos puede alcanzar dimensiones insospechadas, a no ser que se reaccione y se cambie el rumbo.