La
ponzoña de no perdonar, aun ingerida en pequeñas dosis durante años, termina
envenenándonos.
Jardineros
al poder, significa la urgencia que tenemos de que promocionen y aparezcan,
rápidamente nuevos líderes de paz, constructivos, idóneos, capaces de gestionar
con eficacia los servicios sociales de calidad que requiere un Estado de
bienestar en una nación productiva.
Existen
políticos para la convergencia y divergencia. El término “diablo” significa “el
que divide”.
Lo
que nos suele preocupar es el maltrato social en que vivimos; quisiéramos crear
una sociedad más elevada, más consciente, solidaria y educada.
La
mayor pérdida que podemos llegar a padecer es permitir que nos roben la
imaginación.
La
revolución de los consumidores puede hacer caer en horas a una empresa
multinacional; es el cliente el que vende; es el individuo el que genera de
“boca a boca” redes de confianza o de descrédito. El entusiasmo como la alegría
se contagia. “Las ideas se encienden unas a otras como chispas eléctricas”. De
la misma manera, el odio, la violencia y la depresión se propagan de una manera
incontrolable.
Es
importante señalar que los medios de “comunicación” masivos son los que
determinan, en gran medida, la formación de estos fenómenos psicológicos de
imantación. Son ellos los que contribuyen a generar el “clima anímico”. Existe
un aspecto sombra en nuestra persona; hay un rostro visible y otro oculto.
Donde está Venus, el amor, se encuentra Marte, la guerra y viceversa: donde
vive la mansedumbre, allí mismo mora la violencia. Muchos individuos reposados
optan por la serenidad y manifiestan la paz, porque conocen profundamente los
peligros de destrucción latentes en su interior. Se alejan de toda
manifestación combativa, porque están temerosos de su propia violencia
desenfrenada. Lo cierto es que a veces los pacíficos se cansan; tanto las
personas como los pueblos. Es entonces cuando aparece el rostro de la violencia
en todas sus formas.
Debemos
aprender a convivir con las incertidumbres propias de estas épocas altamente
interesantes. Se trata de aprender a vivir en la incertidumbre sin enloquecer.
Amor
significa colocar la propia felicidad en la felicidad de los otros.
Ciertamente,
el reproche raras veces trae provecho (Copérnico).
Hay fiesta en el corazón cuando uno descubre que
quiere a otros y se quiere a si mismo por el simple hecho de existir, nada más
y nada menos.
Lo
que está ocurriendo en los últimos tiempos puede alcanzar dimensiones
insospechadas, a no ser que se reaccione y se cambie el rumbo.