domingo, 29 de noviembre de 2009

¿TENEMOS LA EDUCACIÓN ADECUADA?


En un artículo anterior "la crisis puede servir para algo", nos preguntábamos ¿que estábamos haciendo mal?. ¿Es posible que esto se deba en parte a un fallo en la educación que desde pequeños recibimos?. Mi respuesta es que si y trataré de explicarme.

Creo que se falla en todo, en los principios esenciales. Cuando analizamos los postulados de la educación hasta hoy, da la gana de tirarlos por la borda, y decir aquello de "¡hagamos lo contrario y acertaremos!".

Cuando nos han enseñado a fijarnos casi de forma exclusiva en lo negativo que hay a nuestro alrededor, así hemos aprendido a estar siempre en guardia, para corregir a la mínima oportunidad al que supuestamente ha hecho algo mal. Este principio debería ser el principio del "refuerzo", del reconocimiento de animar a las personas, de congratularnos con sus logros, sus avances, ..., sin embargo sigue siendo sepultado en aras del castigo, de la humillación, de la agresividad, de la dureza que a veces encierran nuestras llamadas de atención.

Si tuvieramos que exponer algunos fallos de la educación que recibimos, podríamos ennumerar algunas de las grandes equivocaciones:

* Fijarnos en lo negativo y no en lo positivo.
* Sancionar en lugar de reforzar.
* Imponer en lugar de dialogar.
* Emplear el deber y el miedo, en lugar de la motivación.
* Potenciar:
1. El dogma, en lugar del razonamiento.
2. El inmovilismo, en lugar de la creatividad.
3. La dureza, en lugar del afecto.
4. La insensibilidad, en lugar de la sensibilidad
5. La tristeza, en lugar de la alegría
6. La derrota y el pesimismo, en lugar de la esperanza.
7. La desconfianza, en lugar de la confianza.
8. La inseguridad, en lugar de la seguridad.
9. La humillación, en lugar de la autoestima.
10. El egoísmo, en lugar de la generosidad.

Pero lo peor es que estos fallos no solo se siguen cometiendo en la educación de los niños, los adolescentes, los jóvenes y los adultos de hoy, sino que se han potenciado, al calor de la sociedad de consumo que nos arrolla, cuando no ahoga a las "culturas avanzadas" de los países desarrollados.

* El consumismo impera sobre el consumo sostenible.
* La intransigencia sobre la flexibilidad.
* La mentes cerradas, sobre las mentes abiertas.
* La reacción y el estrés sobre la acción y la salud.

Hemos de potenciar el equilibrio, la madurez, el autocontrol y desterrar la tiranía, la manipulación, la insolidaridad, el narcisismo, el desequilibrio y la insatisfacción permanente. Porque debemos saber disfrutar de nuestra vida.

Todo esto puede ser muy bonito o incluso una utopía, pero que difícil nos resulta ser objetivos cuando somos nosotros los protagonistas. La realidad es que cuesta mucho percatarse de la cantidad de ideas irracionales que aún persisten en nosotros.